Que un creyente como Gianni Vattimo escriba en un periódico como El País una página de Opinión con el título ¿Es la religión enemiga de la civilización? es algo que tiene que dar que pensar a todos los poderes religiosos.
Porque lo que se critica y criticamos muchos creyentes y no creyentes es precisamente no la religiosidad, sino las religiones, las confesiones religiosas, que como organización acaba siendo un ejercicio del poder.
Pero un poder un tanto especial porque se ejercita desde el interior de las conciencias.
Hoy día tenemos suficiente conciencia de que el mundo es el mundo y el más allá es el más allá para que cada uno se lo represente de la manera que "crea". Por eso mucha gente con sentido religioso no puede aceptar que en las cosas del mundo alguien pueda decir algo con sentido, basándose en temas del más allá.
Cierto que la religiosidad puede sentirse comunitariamente. Pero no tiene que ser confesionalmente, y mucho menos con normas y dictados de una Autoridad meramente humana.
La ciencia se ha visto históricamente entorpecida por los dictados de unos "inquisidores". Y todavía tenemos que sufrir intervenciones absolutamente contradictorias con el uso meramente racional de la inteligencia.
¿Qué autoridad tiene el Papa para declarar que la "Verdad" es innegociable?
¿Cómo se puede estar a favor de la vida, negando la investigación con células madre, condenando el aborto, y no hacer una condena individualizada cada vez que en cualquier país que se dice cristiano se ejecuta una pena de muerte?
En esta postura, ¿se defiende de verdad la vida? Porque ciertamente podemos discutir la existencia humana en un grupo de células que está formando un organismo... pero desde luego lo que no cabe la menor duda de que ante un condenado a muerte nos encontramos con una vida humana en plenitud.
¿No será que detrás de esa condena del aborto lo que hay es el poder controlar las conciencias de tantas personas que siendo creyentes se sienten obligadas a ser pecadores?
Si el problema es respecto a sus feligreses, bien sea que lo prediquen en las parroquias. Pero la ley es para todos y a nadie se le obliga a abortar o casarse de una manera o de otra, ¿por qué pretenden legislar para todos? ¿Es que pretenden todavía que su poder por ser divino esté por encima de todos los poderes porque ellos son la Verdad?
Deberían plantearse que hay demasiadas autoridades que representan a Dios para que precisamente la buena sea la suya.
Echamos de menos, en cambio, una condena clara y contundente de los "paraísos fiscales", ante tanta "ambición desmedida", tanta "especulación.
¡Qué prestigio habría ganado la Iglesia si durante estos últimos años hubiera predicado de verdad contra la avaricia, la desmesura de los sueldos de los "grandes ejecutivos especuladores y mentirosos", y hubiera dado de verdad ejemplo de la pobreza que, según los Evangelios, predicó Jesús!
Pero como dice Vattimo: La Iglesia dice que defiende su poder (y los aspectos económicos de él) para preservar su capacidad de predicar el Evangelio. Sí; pero como en tantas instituciones la razón suprema de su existencia queda muchas veces olvidades a cambio de la mera continuidad del statu quo
Si al menos respetaran lo que proponía su propio fundador: "Dar al Cèsar lo que es del César y a Dios lo que es de Dios".
Pero todavía tienen aspiraciones de gobernar el mundo.
martes, 3 de marzo de 2009
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